La dama acepto traer al mundo a su segundo hijo, con la advertencia de que este podría nacer deforme, el niño nación un 11328093, los doctores no daba crédito de lo que veían ante sus ojos, en la habitación de aquel hospital lloraba un niño sano, lleno de vida….
-No recuerdo mucho de mí niñez, pero recuerdo que desde aquel entonces me sentía diferente, desde pequeño me enseñaron ciertas reglas que toda persona bien portada debe aplicar para vivir en sociedad, esas reglas decían que tenia que creer en un dios, una persona divina que hacia cosas grandes he inexplicables, que era padre e hijo a la vez y también espíritu santo, ese dios al que yo le debía la vida. He preferido omitir la historia antecesora a mi nacimiento ya que no puedo decir realmente como era, sin embargo se, que a mi llegada no se esperaban muchas expectativas, algo que para mi no eran tan malo, aunque esto cambio cuando se enteraron que tenían un hijo sano, entonces si la expectativas fueron creciendo y creciendo y creciendo hasta formar en su mente la personalidad de un hijo perfecto.
Yo era un niño como todos o al menos eso veía la gente, y en mi mente también lo pensaba así, yo no sabia que a un hombre no le puede gustar otro hombre, nadie me dijo que los hombres no se maquillaban, tampoco mencionaron que los vestidos eran solo para mujeres y mucho menos que las barbies no las podía jugar yo… y por supuesto nadie me dijo que eso a futuro seria uno de los obstáculos mas grandes que enfrentaría en mi vida.
Yo me creía un niño normal y así lo parecía, aunque fui tranquilo también fui travieso, pero como a todo niño la inocencia era lo que mas me caracterizaba…
Es bien sabido que cuando un príncipe nace ya trae muchas responsabilidades, por lo cual su futuro solo tendrá dos opciones, yo en cambio soy el hijo de una dama que como todas guarda secretos, tiene ilusiones, y aspira a cumplir sus sueños, si, yo el era el hijo de una dama que le temía a la gente y a las palabras que estas pronunciaban, a esa dama se le enseño el bien y el mal, y para desgracia de esa dama nunca le enseñaron como no educar a su hijo.
-No recuerdo mucho de mí niñez, pero recuerdo que desde aquel entonces me sentía diferente, desde pequeño me enseñaron ciertas reglas que toda persona bien portada debe aplicar para vivir en sociedad, esas reglas decían que tenia que creer en un dios, una persona divina que hacia cosas grandes he inexplicables, que era padre e hijo a la vez y también espíritu santo, ese dios al que yo le debía la vida. He preferido omitir la historia antecesora a mi nacimiento ya que no puedo decir realmente como era, sin embargo se, que a mi llegada no se esperaban muchas expectativas, algo que para mi no eran tan malo, aunque esto cambio cuando se enteraron que tenían un hijo sano, entonces si la expectativas fueron creciendo y creciendo y creciendo hasta formar en su mente la personalidad de un hijo perfecto.
Yo era un niño como todos o al menos eso veía la gente, y en mi mente también lo pensaba así, yo no sabia que a un hombre no le puede gustar otro hombre, nadie me dijo que los hombres no se maquillaban, tampoco mencionaron que los vestidos eran solo para mujeres y mucho menos que las barbies no las podía jugar yo… y por supuesto nadie me dijo que eso a futuro seria uno de los obstáculos mas grandes que enfrentaría en mi vida.
Yo me creía un niño normal y así lo parecía, aunque fui tranquilo también fui travieso, pero como a todo niño la inocencia era lo que mas me caracterizaba…
Es bien sabido que cuando un príncipe nace ya trae muchas responsabilidades, por lo cual su futuro solo tendrá dos opciones, yo en cambio soy el hijo de una dama que como todas guarda secretos, tiene ilusiones, y aspira a cumplir sus sueños, si, yo el era el hijo de una dama que le temía a la gente y a las palabras que estas pronunciaban, a esa dama se le enseño el bien y el mal, y para desgracia de esa dama nunca le enseñaron como no educar a su hijo.